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A primera impresión uno puede pensar ¿por qué no? Si la leche de almendras es completamente natural, puedes prepararla tu misma y aporta proteínas, calcio, vitaminas y minerales esenciales.

Son innegables los beneficios que puedes obtener al consumirla ¡y eso no hay quien lo discuta! pero lamentablemente este producto podría desencadenar algunos problemas que no desearás tener.

Comencemos por aclarar que la leche de almendras que viene envasada, contiene mucha azúcar para mejorar el sabor, lo que hace que pierda su poder nutricional, así que mientras más natural mejor.

Por otra parte, las almendras son un alimento bociógeno, ¿qué significa esto y como puede perjudicarte? La constitución natural de la almendra y otros alimentos (como la soja, la col, el lino y el brócoli) contienen productos químicos que -aunque fortalecen el sistema inmunológico- causan la expansión de la tiroides formando bocios que bloquean la absorción del yodo, estropeando la función tiroidea si se consume en grandes cantidades.

Por eso los doctores niegan el consumo de la leche de almendras a las personas que tienen baja función tiroidea y recomiendan un uso moderado a quienes tienen un funcionamiento normal.

Con esto, no estoy diciendo que dejes de consumirla, ella sigue siendo una opción para las personas que sufren de intolerancia a la lactosa, es nutritiva, baja en calorías, mejora la condición cardiovascular, ayuda a los problemas gastrointestinales, mejora la apariencia de la piel, el cabello y las uñas; pero “de lo bueno, poco”.

¿Quieres prepararla en casa? Haz click aquí para ver la receta de la leche de almendras