Pasamos gran parte del día frente a la computadora, manejando o estudiando. Solemos sentarnos mal, y cuando estamos de pie adquirimos una postura terrible.
Esto, sumado al estrés y al sedentarismo, ha contribuido a que muchos sufran de un trastorno bastante común en la actualidad: el síndrome de la cabeza adelantada, una postura que ocurre cuando nuestra cabeza y cuello se desplazan hacia adelante, nuestro pecho se hunde, y la curvatura normal de la espalda se ve afectada.
Sabemos que la columna vertebral no es completamente recta: tiene curvas suaves tanto en la cervical como en la zona lumbar, éstas permiten repartir el peso del cuerpo por todas las vertebras. Cuando padecemos este síndrome, la curvatura normal de la espalda cambia: la forma natural de “S” se transforma en una “C”. Aunque parezca increíble, por cada pulgada que la cabeza se adelanta del eje del cuerpo, la carga sobre las cervicales aumenta casi 10 libras, lo que desencadena una lista de problemas serios para la salud.
No sólo se crea tensión en nuestras cervicales, sino que aparecen dolores de cabeza, espalda, cuello y hombros. Además, podemos sentir mareos, hormigueos, rigidez y problemas con la articulación temporomandibular. Corregir esta postura no es tan fácil: debemos ser conscientes de nuestro cuerpo, y tener un mayor control de nuestra postura.
También podemos practicar pilates, un método que ofrece diferentes tipos de ejercicios que mejoran la funcionalidad de la columna.
En la actualidad es sencillo “abandonar” la postura, lo que resulta lamentable si tomamos en cuenta lo dicho por Joseph Pilates: “Los hábitos incorrectos en el día a día son los responsables de la mayoría de las dolencias”.
No tenemos la menor duda de esto; sin embargo, son pocos los que trabajan esa conciencia corporal, conciencia que muchos tenemos olvidada.